ACOSO ESCOLAR
El acoso escolar trae consigo consecuencias devastadoras para la víctima.
Los sucesos de violencia en los centros educativos parecen presentarse con mucha frecuencia y cada día nos percatamos que no son nada raros. El acoso escolar, también conocido como Bullying, es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares, de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros educativos (guarderías, escuelas, colegios o institutos).
Se presenta como Bloqueo social, hostigamiento, manipulación, coacciones, exclusión social, intimidación, agresiones y amenazas; esto implica golpear o dar patadas a otros compañeros de clase, hacer burlas, insultos, imitar a alguien, ignorar, etc. Pero lo más importante no es la acción en sí misma, sino los efectos que produce a la víctima, ya que pueden llegar a ser muy dañinas para quienes las sufren en silencio y en soledad. Este fenómeno trae consigo consecuencias devastadoras para la víctima, pero también (aunque en menor grado) para el agresor y los espectadores.
Generalmente, el niño o niña que desarrolla conductas de acoso busca obtener el reconocimiento y la atención de los demás, por lo que el menosprecio hacia otros se convierte en su única forma de relacionarse. Usualmente este niño o niña suele estar rodeado muy rápidamente de un grupo de acosadores que se suman de manera unánime al comportamiento de hostigamiento contra la víctima. Ello es debido a la falta de una autoridad (por ejemplo, un profesor, un familiar, etc.) que imponga límites a este tipo de conductas.
La mayoría de las veces los padres son los últimos en enterarse de lo que les ocurre a sus hijos, por lo que es importante detectar algunos indicadores, como ser: Cambios en el comportamiento del niño o niña. Cambios de humor. Tristeza, llantos o irritabilidad. Pesadillas, cambios en el sueño y/o en el apetito. Dolores de cabeza, de estómago, vómitos. Aparece con golpes, hematomas o rasguños, dice que tiene frecuentes caídas o accidentes. No quiere salir, ni se relaciona con sus compañeros. No acude a excursiones o visitas del colegio. Quiere ir acompañado a la entrada y salida. Se niega o protesta para ir al colegio. Se queja de forma insistente de ser insultado, agredido y burlado. Variaciones en el rendimiento escolar. Pierde o se deterioran sus pertenencias escolares o personales, mochila, pantalones rotos, pérdida de la cartuchera, etc. de forma frecuente, entre otros.
Una forma de mejorar la convivencia educativa es resolviendo los conflictos; los maestros no pueden permanecer esperando a que los niños resuelvan entre ellos, al contrario, deben actuar. Los niños y niñas tienen derechos, los cuales deben ser protegidos por los adultos (los padres, los maestros y los personales administrativos). Los niños y niñas no se amontonan en las escuelas para que hagan lo que quieran, ellos asisten a los centros educativos para aprender y ser educados, y que ellos disfruten de esta etapa depende exclusivamente de nosotros los adultos!.
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