DISTIMIA

La persona distímica escapa de la satisfacción, es insatisfecha por voluntad propia.

La distimia, «dist»: distorsión; «timia»: humor, también llamada trastorno distímico, es un trastorno afectivo de carácter depresivo crónico, caracterizado por la baja autoestima y aparición de un estado de ánimo melancólico, triste y apesadumbrado, pero que no cumple con todos los patrones diagnósticos de la depresión.  Aparece mayormente en mujeres que en hombres, en personas que no presentan causas reales para ser tan infelices y que el carácter quejumbroso aumenta cuando su situación de vida mejora. En otras palabras, la distimia se presenta como una insatisfacción crónica, la persona escapa de la satisfacción, es insatisfecha por voluntad propia. También se habla de distimia alegre manifestada en forma de exaltación, expansión, excitabilidad afectiva que va unida a una euforia con sensación de aumento de la vitalidad, a veces puede unirse irritabilidad y agresividad. Además está, la distimia colérica, desconfiada, de culpa, maníaca, entre otras.
  
Se cree que en su desarrollo influyen factores psicosociales como el desarraigo, la falta de estímulos y premios en la infancia, ya que no es una condición que se instaura de un día para otro, sino un mecanismo que va formándose desde la infancia. El principal síntoma es el estado de ánimo distímico persistente casi todos los días a lo largo de al menos dos años. La conducta del distímico ocasiona graves secuelas en sus relaciones interpersonales, motivo por el cual habitualmente pide ayuda.

Para el tratamiento de la distimia se puede utilizar la terapia cognitiva para modificar los pensamientos negativos y de desesperanza, reemplazándolos por otros positivos. Así también, se utiliza la terapia conductual, que se basa en que la depresión está causada por la pérdida de reforzadores positivos. La asociación de fármacos, juntamente con terapia psicológica, resulta muy efectiva.

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