LOS TEMIBLES BERRINCHES! APRENDE A GESTIONARLOS


En los primeros años de vida, los niños apenas están aprendiendo acerca de las emociones, y todavía les cuesta expresar lo que sienten o lo que necesitan. Tomar control de su temperamento les llevará bastante tiempo, por lo que es totalmente normal que a ellos les cueste manejar sus tristezas, enojos y frustraciones.

El ciclo de los berrinches o rabietas va, por lo general, desde los 18 meses hasta los 3 años. Y se considera los 2 años, la edad más terrible en este sentido. Esta etapa es fundamental para el desarrollo psicoemocional del niño, pero claro está que es un periodo muy difícil para los padres. 

Los berrinches se manifiestan a través de gritos, pataletas y llantos. Esta explosión de emociones suele darse debido a que en esta etapa los niños pequeños están construyéndose como personas autónomas y diferentes, empiezan a comprender cómo funciona el mundo, quieren explorar, hacer las cosas por su cuenta y tomar sus propias decisiones. Contradecir a sus padres implica para el niño reafirmarse como alguien que piensa diferente a los demás. Sacarlo de una actividad para cambiarle el pañal, bañarlo o darle de comer, podría significar una intromisión imperdonable, pues también a esta edad el niño tiene esta conducta impaciente de no querer dejar lo que está haciendo y aún no aprende a esperar. Entonces, la rabieta es la forma que tiene el niño para expresar su autonomía. Este comportamiento es desencadenado también si a lo anterior se suma que el niño está cansado, con hambre, con sueño o con miedo.

Cómo prevenir los berrinches

Cuando llega la etapa de los berrinches, ya conocemos bastante a nuestros hijos, por lo que es fácil identificar las cosas o momentos que les genera malestar. Cuando tenés identificado esto, es recomendable que pongas en práctica las siguientes sugerencias, de manera a prevenirlos:
  • Mantené una rutina diaria, aunque estas rutinas estén sujetas a imprevistos, tu hijo ya sabrá qué esperar cada día. 
  • Demostrale con el ejemplo cómo expresar los sentimientos. Ellos aprenden más de lo que ven en nosotros que de lo que le decimos. 
  • Enseñale palabras y frases para comunicar lo que le molesta. 
  • Adecuate a su dinámica de niño, por ejemplo teniendo siempre a mano algún juguete o alguna ocupación que darle cuando van a estar en lugares cerrados o donde deba permanecer quieto por mucho tiempo. 
  • Cuando van a salir, asegurate que tu hijo haya descansado lo suficiente. 
  • Cambiá los constantes “NO”. Decirle no hagas eso, no toques eso, no vayas allá, etc. hace que el niño se frustre y termine rechazando la palabra “no” sin haber logrado internalizar el significado. Una manera de educar por ejemplo sería: en vez de decir ”no escribas por la pared”, empezar diciendo “escribí aquí en tu cuaderno” desviando así su atención.
Por supuesto que muchas veces tendrás que decirle que “no” a tu hijo para protegerlo y evitar que se lastime. Pero esos “no” generalmente suenan diferente.

Cómo intervenir cuando ocurre un berrinche
  1. Detenete a su lado y mantené la calma. El primer paso es que vos como papá o mamá sepas controlar tus emociones, de manera a no caer en una batalla campal con tu hijo, si vos gritás él con seguridad también lo hará. Mantené la tranquilidad y eso le transmitirás a tu hijo. 
  2. Distraelo dirigiendo su atención a otra cosa o aparatándolo de la situación. Podés apartarlo en un lugar más seguro, hacele saber que permanecerán allí hasta que él se sienta más tranquilo. 
  3. Dale contención. Abrazándole, levantándole del piso, mirándole a los ojos; comprender no significa ceder. Explicale de manera breve y con palabras simples porqué no puede hacer eso que quiere. Esto lo ayudará a entender sus sentimientos y a comprender que su reacción no es apropiada. 
  4. Demostrale tu autoridad y mantené tu palabra. Tu firmeza es muy importante, no debés ceder, su comportamiento no puede afectar tu decisión. Si a pesar de los pasos anteriores continúa con el berrinche, dejalo solo, dale un espacio, siempre teniéndolo a la vista, esta es una forma de no reforzar el comportamiento negativo. 
  5. Reforzar cuando ya esté calmado. Ayudale a darse cuenta de sus sentimientos, diciéndole por ejemplo: “Hace rato estabas muy enojado, pero ahora ya estás más calmado, veo que te sentís mejor”.
Evitar y manejar los berrinches será mucho más sencillo una vez que prestes atención a tu hijo, logres identificar las razones por las que surge su enojo o llanto, cuando aprendas a escuchar a tu niño y puedas ponerte en su lugar. Miralo desde otra perspectiva, no se trata de un niño caprichoso y manipulador, sino de uno que está aprendiendo a lidiar con sus emociones y es una conducta típica de su edad, necesita sin dudar de tu intervención como padre o madre, de tus límites y firmeza. En este periodo es de vital importancia que los adultos se autocontrolen y ejerciten su paciencia.

Si tu hijo manifiesta frecuentes y repentinos berrinches, y sin razón aparente. O de lo contrario, no da ninguna señal de oposición, es decir, no se enoja, no protesta ni se defiende cuando le niegan algo, es conveniente que consultes con su Pediatra de manera a derivarte con un profesional especializado.

Comentarios