MALTRATO VERBAL HACIA LOS NIÑOS
El caso del bebé de 10 meses maltratado por su
madre, que fue noticia estos días, me impulsa a hacer nuevamente hincapié en la
necesidad de educar a los niños evitando el maltrato verbal y toda forma de violencia.
El bebé se encontraba llorando y se escucha en el video cómo la madre gritaba histérica
a su bebé de tan solo 10 meses “callateeeeeeee!!!”. A esa edad el bebé aún no
puede comunicarse con palabras y es todo un desafío poder entenderlos, requiere
de paciencia, dedicación y amor por sobre todo. En estos casos la madre ni
siquiera se cuestiona cual es el motivo del llanto del bebé, le grita
pero tal vez ni siquiera está enfadada con él, lo más probable es que su
maltrato se deba a sus propias frustraciones. Con madres así, se puede trabajar, ayudarla
a descargar su enfado de una manera positiva y revertir la conducta de maltrato, y debe ser a tiempo, pero esto no es lo que me trae por aqui.
Lo que quiero enfatizar es que, los gritos y malos
tratos a bebés y niños generan alteraciones neurológicas que modifican la
personalidad, el estado afectivo del niño y el modo en que se relaciona y se
relacionará a lo largo de su vida; hay estudios que lo
demuestran. El constante empleo del grito puede conllevar al deterioro de la
autoestima del niño, además de causarle un estado de nervios y estrés que por supuesto no es beneficioso para su desarrollo. Y es así cuando los psicólogos que
trabajamos en infancia y adolescencia vemos casos en que los niños no pueden
dejar el pañal, se orinan en la cama por las noches (eneuresis), tienen
dificultades en cuanto al desarrollo del lenguaje, dificultades en la comunicación
y de relaciones con los demás, presentan agresividad o desconfianza para interactuar con otros niños, ensimismamiento, soledad, problemas de aprendizaje, entre muchos otros
signos. Los padres se acercan buscando un diagnóstico, algún tipo de trastorno en ellos; y por
supuesto que puede estar ligado a algún trastorno en particular, sin embargo,
es muy importante que los psicólogos evaluemos y descartemos el maltrato en la
casa.
Es muy común que los padres repitamos el patrón de nuestros
progenitores porque es el que hemos aprendido. Más de una vez he escuchado a las
personas decir que “fueron criados con gritos y golpes y no les ha pasado nada”. Esto es un comentario superficial, pues haber
vivido escenas violentas provocan traumas, por
supuesto que, de la gravedad de lo sucedido dependerá la aparición de traumas
irreversibles o no. Muchos afirman que una nalgada de vez en cuando no hace
nada, pero lo que los estudios sí constatan es que la violencia en la
infancia produce alteraciones en el cerebro del niño, principalmente cuando
esto se da en los primeros meses y años de vida.
Al menos en algo estamos de acuerdo la
mayoría de los psicólogos y psicopedagógos: para conseguir que un
niño tenga un buen comportamiento, no hace falta humillarle, gritarle o emplear
la violencia verbal o física. Al contrario, hay que enseñar y educar con amor y
respeto, y por sobre todo, respetar sus tiempos de desarrollo, pues cada niño es diferente y único.
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